Angola preserva su vida silvestre

ONU Desarrollo
5 min readFeb 6, 2020

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Manuel Sebastião Afonço tiene mucho que cuidar: casi 1 millón de hectáreas, o 3 millones de acres, para ser exactos.

Como administrador del extenso Parque Nacional de Quiçama en Luanda, Angola, Afonço es responsable de proteger la vida silvestre. Elefantes, jirafas, cebras, impalas y otros animales se están convirtiendo en grandes atractivos para los visitantes a medida que el país busca establecer el ecoturismo.

Al mismo tiempo, Afonço es el principal punto de contacto para las 25.000 personas que viven en cinco asentamientos dentro del área protegida, la cual solía ser una reserva de caza. Él y su equipo de 29 inspectores trabajan en estrecha colaboración con las comunidades mientras atraviesan el parque en camión y barco, controlando la caza ilegal y la destrucción del bosque, y dando la bienvenida a un número cada vez mayor de safaris.

Angola busca establecer un sector de ecoturismo.

Es un trabajo duro: hasta hace poco, los guardabosques dormían en el suelo en chozas de metal y sin agua corriente. Pasan sus días trabajando para reparar cercas, cavar pozos, apagar incendios y construir plataformas de observación para futuros visitantes.

Actualmente, solo el 1% del área del parque se gestiona activamente.

“Es un área enorme y tenemos poco personal”.

Mediante una iniciativa dirigida por el Ministerio de Medio Ambiente de Angola, con el apoyo del Fondo para el Medio Ambiente Mundial (FMAM) y el Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD), las autoridades del parque pudieron construir simples estaciones de patrullaje de cemento con inodoros, y comprar más vehículos para que los guardabosques trabajen en un territorio más grande.

Afonço, el administrador del vasto Parque Nacional de Quiçama, dijo que la torre en el aeropuerto internacional de Luanda era visible en la distancia.

La proximidad a la ciudad es una bendición y una maldición para Quiçama.

El parque está lo suficientemente cerca para una excursión de un día desde el centro de Luanda, a lo largo de una carretera moderna que abarca pueblos de pescadores, minas de sal, hoteles de playa y un campo de golf. Alrededor de 2.000 personas lo visitan por año, principalmente en pequeños safaris organizados por operadores privados.

Pero el fácil acceso al aeropuerto también lo convierte en una ventaja para los cazadores furtivos que buscan exportar ilegalmente colmillos de elefante, escamas de pangolín y animales vivos para la venta en el extranjero. Dos cazadores detenidos recientemente por el equipo de Afonço portaban un rifle semiautomático, 190 trampas y dos machetes.

“Tenemos especies en peligro de extinción en el parque y la mejor manera de protegerlas es realizar patrullas regulares y frecuentes”, dijo Afonço.

Ñus, en el parque Nacional de Quiçama, Angola.

Las personas que viven en el parque también pueden ser una amenaza para la flora y la fauna, en particular los árboles, que a menudo se cortan para leña y carbón, importantes en Angola para la cocina, la iluminación y la calefacción. Pero el compromiso reciente entre las autoridades del parque nacional de Angola y los residentes locales también ha ayudado a crear conciencia sobre el valor de la biodiversidad y la necesidad de protegerla.

En noviembre, un guardabosques de Quiçama fue alertado por un miembro de la comunidad, quien había interceptado a un cazador furtivo que intentaba capturar un pangolín. Este es uno de los animales en peligro de extinción más traficados del mundo, preciado por sus escamas usadas en medicina tradicional y remedios caseros en Asia.

El mamífero en peligro dio a luz, y Afonço y su equipo pronto se encontraron cuidando de una madre y un bebé recién nacido, además de sus otros deberes. La madre pangolín inicialmente rechazó al cachorro de pangolín, para consternación del equipo. Rápidamente juntaron termitas para alimento y crearon un recinto para los animales, vigilándolos día y noche durante varios días antes de liberarlos nuevamente en el parque.

La madre pangolín y su bebé fueron liberados rápidamente en el parque.

“Las comunidades ayudan con la protección”, dijo Afonço, conectando la experiencia del pangolín con la educación e interacción con los pueblos locales a lo largo del río Kwanza. “Tratamos de ayudar a estas personas y de mitigar el impacto de la proximidad entre los animales y las personas”.

Auge económico

La economía angoleña se ha multiplicado por diez en las últimas dos décadas, después del final de la guerra civil y gracias al auge petrolero. Con los precios del petróleo ahora más bajos, el país se esfuerza por diversificar su economía mediante la construcción de una industria de ecoturismo.

A través de la iniciativa supervisada por el PNUD, respaldada por una donación de USD $5,8 millones del FMAM, el Ministerio de Medio Ambiente de Angola está trabajando para crear nuevas áreas protegidas en todo el país y rehabilitar cuatro parques nacionales: Quiçama, Bicuar, Cangandala y Maiombe, como así como la Reserva Natural Estricta de Luando.

Vigilante femenina en el Parque Nacional Iona, Angola. Foto: PNUD Angola

“Estamos avanzando mucho y aún queda mucho por hacer”, dijo la Ministra de Medio Ambiente de Angola, Paula Cristina Francisco Coelho, a representantes de gobiernos de todo el sur de África, quienes visitaron Quiçama para conocer la experiencia de Angola en la gestión de áreas protegidas y su nueva estrategia planificada de biodiversidad y conservación.

Además del trabajo en áreas protegidas, el FMAM está apoyando múltiples iniciativas del Gobierno de Angola para reducir la degradación de la tierra, reforzar la resistencia al cambio climático, aumentar el acceso a energías limpias, proteger la biodiversidad y combatir el comercio ilegal de vida silvestre. La lucha contra la caza furtiva y el tráfico es una prioridad principal del FMAM, que ayuda a los países a combatir el comercio ilegal de vida silvestre a través de proyectos individuales y a través del Programa Mundial de la Vida Silvestre en asociación con el Banco Mundial.

Esta historia fue publicada originalmente en el sitio web del FMAM en inglés.

Texto: Laura MacInnis/FMAM.

Fotos: Laura MacInnis/FMAM y PNUD Angola

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