Contar con la naturaleza, nuestro activo más poderoso
Estamos ante la sexta extinción masiva. En los últimos 50 años, el declive de la naturaleza ha sido mayor que en cualquier otro momento de la historia de la humanidad, desestabilizando todo el planeta. Hasta un millón de especies están amenazadas en nuestro planeta, y cada día perdemos otras 200 especies.
Hoy necesitamos 1,6 Tierras para mantener el actual modo de vida de la humanidad.
Sin embargo, nuestro planeta no es una víctima; es frágil solo porque es finito. El delicado equilibrio de los límites planetarios nos ofrece un entorno de supervivencia único en el vasto e inhóspito espacio que hay más allá de nuestra atmósfera.
La humanidad pagará con la vida la destrucción de nuestro medio ambiente. Dependemos enormemente de la naturaleza, no solo para sobrevivir, sino también para mantener nuestros sistemas económicos mundiales. Se calcula que cerca de la mitad del producto interno bruto (PIB) mundial de 2019, 44 billones de dólares de los Estados Unidos (USD), depende de la naturaleza para abastecerse de todo: desde productos farmacéuticos hasta alimentos.
La biodiversidad proporciona medicamentos primarios a 4.000 millones de personas en todo el mundo, la agrobiodiversidad mejora la vida de 1.000 millones de personas subalimentadas y la biodiversidad del océano suministra el 15 % de sus proteínas anuales a 4.300 millones de personas.
A pesar de las amenazas combinadas e integradas a la pérdida de naturaleza a las que se enfrenta la humanidad, como el cambio climático, la pobreza, la desigualdad y la seguridad, en la naturaleza pueden encontrarse soluciones para la mitigación eficiente en función del costo de un tercio de nuestras soluciones climáticas.
Conocemos los hechos. ¿Por qué no actuamos?
Sabemos que la degradación de los ecosistemas podría desencadenar una espiral descendente de 2,7 billones de USD en el PIB mundial de aquí a 2030.
Hay quienes temen que la protección del medio ambiente se haga a costa del progreso y el beneficio económicos. Todo lo contrario: invertir en la naturaleza puede producir grandes ganancias.
Los manglares reducen las inundaciones anuales que afectan a más de 18 millones de personas en todo el mundo, protegiendo a un 39 % más de personas de las inundaciones anuales y evitando daños por un valor estimado de 82.000 millones de USD anuales.
Recuperar 350 millones de hectáreas de bosques y paisajes generará unos 170.000 millones de USD al año en beneficios netos derivados de la protección de las cuencas hidrográficas y la mejora del rendimiento de los cultivos y los productos forestales, al tiempo que secuestrará 1,7 gigatoneladas de dióxido de carbono equivalente al año.
Los cambios a gran escala en los sectores de la alimentación, la infraestructura y la energía para proteger activamente la naturaleza podrían crear 10 billones de USD en valor empresarial por año y 395 millones de puestos de trabajo de aquí a 2030. Tan solo de los bosques se obtienen más de 5.000 tipos de productos derivados de la madera, que generan un valor bruto anual de algo más de 600.000 millones de USD, casi del 1 % del PIB mundial.
Invertir en favor de la naturaleza, no en contra
Mientras tanto, las subvenciones que perjudican a la naturaleza, incluidos los subsidios a los combustibles fósiles y a los fertilizantes agrícolas, cuestan al mundo entre 4 y 6 billones de USD al año. Solo la pérdida mundial de todos los polinizadores, incluidas las abejas y las mariposas, puede provocar una disminución de la producción agrícola anual valorado en unos 217.000 millones de USD.
Eliminar los subsidios a los combustibles fósiles también desincentiva el consumo de energía fósil y reduce las emisiones de carbono. Los fondos podrían destinarse a políticas en favor de los pobres, como las redes de seguridad sanitaria, que abordan la desigualdad en lugar de perpetuarla apoyando a los más ricos de la sociedad.
En 2021 se gastaron 700.000 millones de USD en subsidios explícitos a los combustibles fósiles; esta misma cantidad podría utilizarse para cubrir el déficit financiero para implementar el Marco Mundial de la Diversidad establecido en la 15ª Conferencia de las Partes en el Convenio sobre la Diversidad Biológica (COP15), incluida la meta crítica 30x30 de proteger un tercio de la superficie de la Tierra y el océano para 2030.
Inclusión y liderazgo de las comunidades de primera línea
“La conservación puede funcionar cuando la gente participa, y no cuando se la expulsa”, afirma Nelson Ole Reiyia, cofundador de Nashulai Maasai Conservancy y ganador del Premio Ecuatorial.
Los pueblos indígenas y las comunidades locales son fundamentales para garantizar la consecución de las metas de biodiversidad. Colectivamente, gestionan casi el 50 % de las tierras del mundo. Gracias a su gestión se mantiene una mayor biodiversidad y se obtienen mejores resultados de conservación que en las zonas protegidas por los Gobiernos.
Sin embargo, los pueblos indígenas y las comunidades locales solo tienen derechos jurídicos sobre el 10 % del territorio mundial. Solo el 17 % de la financiación mundial para el clima y la conservación destinada a las comunidades indígenas y locales se destina a proyectos dirigidos por pueblos indígenas. Las mujeres indígenas reciben aún menos: aproximadamente el 5 % del total de la financiación mundial.
Alianzas para aumentar la protección de la naturaleza
El PNUD ha puesto en marcha UNDP Nature Pledge (promesa del PNUD por la naturaleza) para apoyar a las comunidades en todos los niveles, incluidos los pueblos indígenas, con nuevos fondos por un total de 189 millones de dólares para ayudar a más de 140 países de todo el mundo a cumplir y poner en práctica sus ambiciosos objetivos en materia de naturaleza y biodiversidad bajo el nuevo Marco Mundial de la Biodiversidad.
Nature Pledge se basa en una cartera de proyectos relativos a la naturaleza de 3.200 millones de USD en todos los continentes, complementada con apoyo sobre el terreno, que sitúa a la naturaleza en el centro de las oportunidades económicas, armonizando las prioridades de desarrollo con un planeta próspero. Catalizará cambios a nivel político, económico y social a través de la percepción que tenemos y las historias que contamos sobre la naturaleza.
Por conducto de la Iniciativa para la Financiación de la Biodiversidad (BIOFIN) del PNUD, el apoyo en más de 40 países ya está cambiando la percepción de que la naturaleza es un activo, y lo ha demostrado. En México, por ejemplo, un fondo nacional para el clima que antes no funcionaba ni se centraba en la biodiversidad, ya invirtió más de 3 millones de USD, de los cuales 2 millones se destinaron a aumentar la resiliencia de los ecosistemas.
La idea de que el beneficio económico compensa el costo de nuestros activos naturales ya es obsoleta. La pérdida de naturaleza tiene un costo demasiado elevado para la humanidad. En cambio, debemos invertir en el activo más valioso de la humanidad, protegerlo y gestionarlo de forma sostenible. Todos contamos con la naturaleza para un futuro próspero en un planeta sano.
