El “Parque Jurásico” de Jamaica
En 1990, el cazador Edwin Duffus entró al Zoológico Hope en Kingston, Jamaica, y entregó un lagarto que su perro había recuperado mientras cazaba en Hellshire Hills.
Su día en el bosque cambiaría el destino de toda una especie: el lagarto era una iguana jamaicana que desde 1948 se creía extinta.
Aunque la iguana no sobrevivió a las lesiones — los perros son uno de sus mayores depredadores — Duffus pudo indicarle al personal exactamente dónde la había encontrado, y una expedición posterior descubrió dos sitios de anidación y una pequeña familia de iguanas.
El descubrimiento trajo gran satisfacción al mundo de la zoología.
“Esto es como traer a los dinosaurios de vuelta; esto es como el Parque Jurásico”, dice el Curador General del Zoológico Hope, Milton Rieback.
La iguana jamaicana (Cyclura colliei), un reptil robusto de color marrón, gris y aguamarina y con una capa distintiva de piel suelta, es una de las 27 especies de reptiles endémicas de Jamaica.
Durante mucho tiempo se había considerado el eslabón perdido en una extraordinaria cadena de biodiversidad que sustenta los bosques secos del país.
“Comen frutas y verduras y, cuando defecan, las semillas germinan y crecen más rápido, por lo que contribuyen a la biodiversidad del bosque. Es por esta razón que las iguanas fueron consideradas las primeras agricultoras de Jamaica”, dice Loy Taylor Bloomfield, de la Fundación para la Conservación del Zoológico Hope.
Cubiertas de cactus, arbustos y árboles de hoja caduca adaptados a las bajas precipitaciones, las colinas de Hellshire, al sur de Kingston, se encuentran entre los últimos bosques primarios y sin perturbaciones en el Caribe. Y aunque cubren solo el cuatro por ciento de la isla, son clave para la ecología de Jamaica, ayudando a mantener los acuíferos de piedra caliza, una importante fuente de agua subterránea en la costa sur.
Las iguanas jamaicanas una vez prosperaron allí. Pero cayeron presa de cazadores y depredadores y de la destrucción de su hábitat.
En 2012, el Programa de Pequeñas Donaciones (PPD) del Fondo para el Medio Ambiente Mundial (FMAM), implementado por el PNUD, comenzó a apoyar la iniciativa Iguana Head Start. Para ese entonces, la Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza (UICN, por sus siglas en inglés) había colocado a la iguana en su Lista Roja de Especies Amenazadas, donde permanece en peligro crítico.
Los fondos del FMAM llenaron una brecha importante en la Iniciativa Iguana Head Start: apoyaron la alimentación de las iguanas, así como el trabajo médico y de diagnóstico de la Fundación para la Preservación del zoológico.
Los animales nacen en la naturaleza, y luego son llevados como crías al zoológico.
“Cuando llegan nuevos animales al zoológico, se les pone en cuarentena y se les hacen pruebas para detectar enfermedades. Los mantenemos separados por un tiempo hasta que todo sale bien, luego los colocamos en sus jaulas — tres o cinco por cada una — y los alimentamos con una dieta especial. Son en su mayoría vegetarianos. Aman las verduras, por eso comen muy sano; comen cosas como calalú, repollo y col rizada”, dice Rieback.
El objetivo es llevarlos a un peso saludable de un kilogramo para que puedan regresar a sus hogares naturales. Esto puede tomar entre cuatro y siete años, dependiendo de la personalidad del animal.
Hay 400 iguanas en el zoológico, y su equipo de apoyo está encantado de haber podido liberar a 69 de ellas el año pasado.
“Esta es la mejor evaluación de salud que hemos tenido”, dice Rieback. “Hemos batido un récord. Nunca hemos liberado a tantas en la historia”.
El zoológico planea continuar aumentando el número de iguanas que libera en Hellshire Hills, porque no todas han sobrevivido debido a la mangosta depredadora, los gatos y perros salvajes y los humanos. El objetivo a largo plazo es preparar las islas cercanas como un enclave natural donde las iguanas puedan vivir de manera segura y finalmente ser eliminadas de la Lista Roja de la UICN.
Reiback dice que, a pesar de su sorprendente regreso y sus personalidades gentiles e inteligentes, las iguanas todavía tienen un problema de imagen. “Los jamaicanos no comprenden lo que tienen. Ellos la ven simplemente como otra lagartija”.
Él espera que los jamaicanos dejen de hacerles daño y se den cuenta de que las iguanas representan mucho más que “solo otra lagartija”.
“Este es posiblemente uno de los programas de conservación más importantes del planeta. Estás mirando a un animal que estaba extinto. Estamos ante un nuevo descubrimiento, ante una segunda oportunidad”, dice.
Texto: Gillian Scott, Analista de Comunicaciones del PNUD
Fotos: Dominic Davis/PNUD Jamaica
Agradecimientos al equipo de la Fundación de Preservación del Zoológico Hope.