El Volcán de Fuego: una mirada desde el terreno

ONU Desarrollo
6 min readJul 30, 2018

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La especialista en Recuperación, Jeannette Fernández, comenta su experiencia en Guatemala.

La erupción del volcán de Fuego en Guatemala cobró la vida de más de cien personas e interrumpió la vida de más de 1 millón de sobrevivientes. Cientos de personas siguen desaparecidas. Jeannette Fernández Castro es especialista en Recuperación en el equipo de Cambio Climático y Reducción del Riesgo de Desastres del PNUD.

La especialista en recuperación Jeannette Fernández viajó a Guatemala como parte del equipo de primera respuesta.

Después de la erupción, fue enviada a Guatemala como parte del Equipo de Intervención Inmediata para ver la posibilidad de llevar a cabo una evaluación de necesidades de recuperación post-desastre (PDNA), así como para apoyar al Gobierno guatemalteco y a la oficina del PNUD en el desarrollo de un plan de recuperación.

1. ¿Qué es lo primero que notaste al llegar a Guatemala?

A mi llegada el 7 de junio de 2018, me asignaron una habitación que tenía una vista panorámica del Volcán de Fuego, el que había erupcionado el 3 de junio. Desde mi habitación, pude ver una columna de vapor y ceniza que se distinguía fácilmente en el cielo. Este espectáculo duró por al menos las siguientes tres semanas.

2. ¿Qué tan cerca estuviste del volcán?

Lo más cerca que logré estar del volcán fue cuando visité la zona donde se habían ubicado los albergues, a pocos kilómetros de las áreas más devastadas de los dos municipios más afectados, Escuintla y Alotenango. El acceso a las zonas aledañas al volcán no fue posible por razones de seguridad, la temperatura del suelo estaba muy alta incluso tres semanas después de la erupción.

3. ¿Cuál es la historia de las erupciones volcánicas y otros desastres en Guatemala?

El Volcán de Fuego no es el único volcán activo en Guatemala, de hecho, hay otros dos que son bastante activos: Santiaguito y Pacaya. Ambos han experimentado erupciones históricas que pueden rastrearse muchos años atrás.
Sin embargo, debido a los volcanes, así como a otros peligros que afectan al país (inundaciones, derrumbes, huracanes), Guatemala ha emergido como uno de los países más preparados en Centroamérica, con buenos marcos legales e institucionales, y mecanismos para una fuerte preparación para la respuesta post desastre. Guatemala actualizó recientemente su plan de recuperación, que ayuda a las instituciones a abordar y planificar una mejor recuperación, o como el país lo llama “recuperación con transformación”. Esto significa introducir cambios para reducir las vulnerabilidades existentes que exponen a las personas y sus bienes. Una estrategia muy inteligente y que el PNUD respalda plenamente en los países en los que trabajamos.

El Volcán de Fuego de Guatemala es uno de los volcanes más activos de Centroamérica.

4. ¿Qué ha sido lo más difícil que viste o experimentaste?

Siempre había pensado que una erupción volcánica podía ser monitoreada, y que en general proporcionaría tiempo suficiente para solicitar a las personas que abandonen las zonas peligrosas. Este no fue el caso. Como aprendí más tarde, este es un tipo muy peligroso de estructura volcánica que se caracteriza por un conducto abierto y que permite muy poco tiempo para alertar a la población, -incluso sólo meses antes se habían llevado a cabo simulacros de emergencia.

Los peligros secundarios creados por el volcán también pueden ser letales en los próximos meses, ya que la temporada de lluvias comenzará en agosto. Las grandes cantidades de arena y escombros que se han acumulado en los barrancos y empinadas laderas del volcán podrían producir un tipo de flujo o flujos de lodo y escombros, compuestos por una mezcla de material piroclástico, escombros rocosos y barro, llamados lahares.

Los rescatistas entraron en acción luego de la erupción del volcán el 3 de junio.

1. ¿Cómo es la situación actual en las comunidades afectadas?

Después de un comienzo difícil, en particular con los albergues y el manejo de grandes cantidades de donaciones (alimentos, agua, telas, utensilios básicos) recibidos de donantes nacionales e internacionales, las autoridades nacionales están ahora mejor organizadas para ayudar a las comunidades afectadas. La ley guatemalteca requiere que las escuelas sean usadas como albergues y, si bien esto es positivo para aquellos que perdieron sus hogares, muchos niños y adolescentes fueron dejados fuera de la escuela porque estas estaban siendo usadas como refugios. Como bien sabemos, los desastres retrasan los avances del desarrollo, ya sea a través de la educación, la salud o los medios de subsistencia.

Por lo tanto, la parte más difícil todavía está por venir. El Gobierno necesita preparar a esas comunidades que aún están en riesgo e iniciar el proceso de trasladar al menos 1.000 familias que actualmente se encuentran albergadas, a unos albergues de transición, mientras esperan por hogares permanentes, los que se espera estén listos en los próximos 8 a 12 meses.

Al menos 1.000 familias se han refugiado en albergues.

1. ¿Qué se puede hacer para estar mejor preparados para las erupciones volcánicas?

Se requiere contar con buenos sistemas de monitoreo. Se necesitan redes de sismógrafos además de otros equipos que podrían ayudar a entender el comportamiento del volcán y desde allí apoyar a las autoridades y comunidades sobre cómo hacer uso adecuado de los sistemas de alerta temprana y responder a tiempo.

  1. ¿Cómo debería la ciudad y los afectados usar el principio de reconstruir mejor (build back better)?
Con un historial de erupciones volcánicas y otros peligros naturales, Guatemala ha desarrollado sólidas estructuras para la respuesta a emergencias.

Con un historial de erupciones volcánicas y otros desastres, Guatemala ha desarrollado sólidas estructuras para la respuesta a emergencias.

Guatemala no es un país ajeno a estos desastres, recordemos que la ciudad de Guatemala fue completamente reubicada ya que fue destruida por un devastador terremoto en el siglo XVIII. Todavía visitamos Antigua (la ciudad vieja), que es realmente hermosa.

El proceso de recuperación debe ser cuidadosamente diseñado y planificado para asegurar que se tomen en cuenta las necesidades de la población, especialmente cómo se reestablecerán las redes de protección y el tejido social en las comunidades más afectadas. Se deberá pensar en cómo se van a proporcionar y mejorar los servicios básicos y qué hacer con los medios de subsistencia afectados, muchos de los cuales estaban basados en el cultivo de tierras agrícolas en los alrededores del volcán.

Y, por supuesto, cuando se construyan las nuevas viviendas e infraestructura, se debe seguir un enfoque de desarrollo bien informado sobre los riesgos existentes. No es sólo la posibilidad de una erupción volcánica, sino de un terremoto, deslizamientos o inundaciones que deben ser tomados en cuenta en los nuevos asentamientos.

Las escuelas se han convertido en refugios para los desplazados, lo que ha dejado a muchos niños fuera de la escuela.

1. En lo personal, ¿cuáles serían tus reflexiones o aprendizajes?

Sigo pensando que podemos hacer más, que podemos hacerlo mejor. La tecnología y el conocimiento están ahí, necesitamos comunicarnos mejor para que las autoridades y las comunidades conozcan los riesgos que enfrentan y cómo prepararse para responder y recuperarse de manera resiliente. Si estamos esperando desastres tan a menudo como en un país como Guatemala, podemos establecer mecanismos con anticipación para apoyar a la población afectada. Por ejemplo, planificar sitios de alojamiento o albergues para no tener que desplazar a grupos vulnerables como son niñas, niños y adolescentes de las escuelas. El PNUD está implementando actualmente un proyecto en apoyo a la Secretaria Nacional de Planificación (SEGEPLAN) para incorporar conceptos de Reducción del Riesgo de Desastre en el uso del suelo y la planificación urbana y rural, con una visión multi-amenaza, entre ellas la volcánica.

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