Juntos por la paz en Jordania y Líbano

ONU Desarrollo
4 min readSep 25, 2017

--

“Me he ganado la confianza de mi vecindario”, dice Maha Tiwali, sonriendo.

Maha es de Homs, Siria. Se vio obligada a huir por el conflicto en su país y buscar refugio en la vecina Jordania. Costurera y de 51 años, perdió a uno de sus hijos en la guerra y ahora es el único sustento de una familia de ocho personas.

Al principio, recuerda Maha, le preocupaba ser aceptada en la comunidad jordana. Pero con 35 años trabajando como costurera, sabía que tenía algo que ofrecer. Se unió a un programa de intercambio de habilidades para ayudar a las jóvenes jordanas a aprender sobre el oficio.

“Cuando me uní a la capacitación estaba muy nerviosa sobre cómo relacionarme con los jordanos debido a algunas malas experiencias, pero a los pocos días empecé a hacer amigos”, cuenta.

Al-Zeina (der) y su mentora de Siria, Maha, se han hecho buenas amigas.

A través del programa, refugiados sirios con experiencia ofrecen cursos de capacitación a mujeres y hombres jordanos para fortalecer sus habilidades y facilitar su inserción laboral. Gracias a esta interacción personal e intercambio de conocimientos, las relaciones comerciales y amistades se imponen a los prejuicios y al miedo.

“El proyecto me ha ayudado a ganarme la confianza de mi vecindario”, dice Maha. “Antes, nadie me buscaba para trabajo de confección, pero cuando se supo sobre mi participación en el proyecto de intercambio de habilidades del PNUD, las personas se acercaron pidiendo mis servicios.”

El programa le permite enseñar y aprender al mismo tiempo, a la vez que mejora su propia técnica.

Al-Zeina Salem, aprendiz de Maha, es una joven de poco más de 20 años a quien le fascina la moda y que tiene el sueño de “expandir su tienda de una sola puerta en dos”. Fue posible instalar el negocio de sastrería gracias a los incentivos que Zeina y su socia recibieron por participar en el proyecto.

Zeina está decidida a seguir trabajando con su mentora. “Nunca dejaré de consultar a Maha, pues tiene mucha experiencia, además de que ahora somos muy buenas amigas”.

Islam (derecha) habla de su experiencia con el proyecto de intercambio : “Nos hemos convertido en una familia”.

Islam Zu’bi es otra aprendiz jordana en el proyecto de intercambio de habilidades. “Todos los entrenadores sirios son muy cooperadores”, afirma. “Siempre que mi mentor estaba muy ocupado, todos estaban dispuestos a ayudarme”.

“Nos convertimos en una familia, ya no éramos jordanos y sirios, sino que nos unimos”.

En agosto de 2017, Jordania acogió a más de 650.000 refugiados sirios registrados. El proyecto de intercambio de habilidades entre los jordanos y refugiados sirios en las provincias de Mafraq e Irbid es financiado por el Gobierno de Japón y la Unión Europe,a en colaboración con el Programa Mundial de Alimentos y el Banco Nacional de Microfinanzas. Con el fin de implementar las actividades del proyecto, el PNUD trabaja con sus aliados jordanos Business Development Center, Al Quds College y Migrate.

Una escena de la obra “Quedémonos juntos”, que muestra cómo refugiados sirios y comunidades de acogida libanesas pueden vivir en paz.

En Líbano, los jóvenes libaneses y sirios también se unen por la paz: el proyecto ‘Construir la paz en Líbano’ los ha apoyado para que juntos ensayen y actúen en obras de teatro, lo que promueve una coexistencia pacífica y abre un espacio para el diálogo.

Ola, participante siria en la obra “Quedémonos juntos”, explica: “Esta obra tiene muchos objetivos: suscitar empatía de los espectadores y mostrar la situación de los desplazados sirios y las comunidades libanesas de acogida. Durante los ensayos, aprendimos mucho unos de otros y sobre nosotros mismos. Desaparecieron todos los prejuicios y mejoró nuestra relación”.

La obra estará en cartelera en la región Bekaa Occidental de Líbano y su premier tuvo lugar en Ghazzeh, evento al que asistieron más de 700 espectadores. Se estima que más de 500.000 personas viven en esta región: casi la mitad son libaneses, mientras que el resto son en su mayoría refugiados de Siria, libaneses que regresaron y refugiados palestinos.

Todo el proceso de producir la obra fue posible gracias a la recién establecida ONG “Darb El Salam” (Camino a la paz), que es el resultado de esfuerzos conjuntos de los actores locales y de Mecanismos para la Estabilidad Social, proceso implementado por el PNUD y financiado por el Banco de Desarrollo KfW.

Ali Bitar, director de la obra, dice que esta refleja la realidad en las aldeas de Bekaa Occidental: “Queremos promover una coexistencia pacífica pese a la crisis”.

“Vamos a vivir juntos, aceptarnos unos a otros, y colaborar en las buenas y en las malas”.

--

--

ONU Desarrollo
ONU Desarrollo

Written by ONU Desarrollo

Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo

No responses yet