Las mujeres ayudan a fortalecer los sistemas de salud
Una buena gestión de desechos médicos ayuda a combatir a COVID-19 en África
Todos los días, la crisis de COVID-19 nos recuerda la importancia de contar con sistemas de salud eficientes y sostenibles. Sin embargo, no se le presta tanta atención al manejo y eliminación adecuados de los desechos contaminados, como jeringas, guantes y equipos de protección.
En Wuhan, el corazón de la epidemia en China, los hospitales generaron seis veces más desechos médicos que antes del inicio de la crisis, lo que requirió una nueva planta de tratamiento y el despliegue de instalaciones móviles.
Un problema de salud pública
En los países en desarrollo, los establecimientos de salud de bajos recursos a menudo tienen dificultad para adherirse a los protocolos de eliminación de desechos médicos debido a problemas más apremiantes o por la falta de fondos para adquirir el equipo adecuado. Los hospitales a veces eliminan sus desechos enterrándolos, incinerándolos al aire libre o incluso tirándolos a la basura doméstica, exponiendo así a su personal, pacientes o comunidades vecinas al riesgo de contaminación.
“Utilizábamos un sistema de incineración que contaminaba el medio ambiente y exponía a nuestro personal y nuestros pacientes. Desde entonces, hemos recibido dos autoclaves que esterilizan nuestros desechos infecciosos y los transforman en desechos ordinarios”, explica Evans Asamoah, líder del proyecto sobre desechos médicos en el Hospital de la Universidad de Cape Coast en Ghana.
Desde 2016, con fondos del Fondo para el Medio Ambiente Mundial, el PNUD ha estado implementando un proyecto para eliminar los productos químicos tóxicos y mejorar la eliminación de desechos en el sector de la salud en África.
En asociación con los Ministerios de Salud de Ghana, Madagascar, Tanzania y Zambia, el proyecto capacita al personal de salud en el manejo de desechos médicos y brinda a los hospitales en los 4 países autoclaves y equipos para la limpieza y clasificación de desechos, como botes de basura, cortadores de agujas, así como termómetros y tensiómetros sin mercurio.
Educar y empoderar
Fanjaranirana Raholiarimanana es una partera especializada en pediatría en el Hospital de la Madre y el Niño de Tsaralanana en Madagascar. Ella cuenta que solía arrojar sus jeringas y agujas usadas en la misma bolsa, a riesgo de pincharse los dedos y contraer una enfermedad infecciosa.
Hoy, Fanjaranirana ha podido cambiar la forma en que maneja los desechos y enseña sus nuevas prácticas a sus colegas y a las familias que cuida. “Instalamos un dispensador de alcohol y contenedores de colores para clasificar los desechos en todo el hospital. Cuando entro en una habitación para hablar con los padres, les recuerdo de inmediato la necesidad de desechar correctamente los pañales, por ejemplo”.
Como mujer y enfermera, Fanjaranirana es uno de los grupos con mayor riesgo de contacto con los desechos médicos. A nivel mundial, las mujeres representan el 70% de los trabajadores de la salud y los trabajadores sociales y tienden a estar más expuestas que los hombres a químicos tóxicos e infecciones hospitalarias.
Los recolectores de desechos, o las personas que buscan entre los residuos, también están particularmente en riesgo porque generalmente no tienen acceso a la información sobre las amenazas que los desechos médicos pueden representar.
“La capacitación incluye siete partes diferentes, incluidas cómo lavarse las manos, tratar los desechos médicos y eliminar el mercurio. Los hospitales públicos colaboran con nosotros organizando videoconferencias y proporcionando expertos”, explica Simon Hilaire, vicepresidente de una asociación de paramédicos privados en Madagascar.
Desde 2017, más de 250 profesionales de la salud y especialistas ambientales han recibido capacitación en temas de gestión de residuos médicos en Madagascar, mientras que en Ghana, más de 600 trabajadores de la salud también han recibido capacitación en buenas prácticas de gestión de residuos y en la operación y mantenimiento de autoclaves.
“Aprendí a separar adecuadamente los desechos y entiendo que pueden prevenir infecciones hospitalarias y ayudar a mantener un medio ambiente saludable”, dice Edith Amuttiy, enfermera de salud pública en el centro de salud de Tegbi en Ghana.
Más allá del hospital
En Madagascar, los desechos esterilizados en autoclave, incluidos el plástico y el vidrio, se reciclan en adoquines, bloques de combustible, sillas y otros artículos útiles, y brindan una fuente alternativa de ingresos a los hospitales públicos.
La Dra. Hectoria Awekeya, médica general del Hospital Regional del Este en Koforidua, Ghana, dice que sus habilidades como entrenadora regional en prevención y control de infecciones también la ayudan en el hogar. Sus hijos ahora son conscientes de la necesidad de lavarse las manos regularmente y clasificar los desechos en recipientes separados, gestos simples que son críticos durante una pandemia.
Médicas y madres bien informadas como Hectoria y Fanjaranirana pueden combatir eficazmente el coronavirus y educar a las generaciones futuras no solo sobre la salud y la seguridad del personal y los pacientes del hospital, sino también sobre la salud humana y ambiental en general.
Texto: Myriam Harilala Vololonarivo/PNUD Madagascar y equipo del proyecto PNUD-FMAM UPOPs en Estambul