8.000 millones de razones para luchar por nuestro futuro
Un hito demográfico nos ofrece la oportunidad de reflexionar
El ser humano 8.000 millones nació el 15 de noviembre de 2022. Este hito no solo marca un momento de felicidad para la familia del recién nacido, sino que también será un símbolo de los avances notables en materia de salud que han reducido drásticamente las tasas de mortalidad materna e infantil.
El aumento gradual en la esperanza de la vida humana nos ha llevado a esta meta. Sin embargo, el crecimiento de la población ha disminuido rotundamente en las últimas décadas. De hecho, está en su ritmo más lento desde 1950. Esto es una buena noticia para los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS). El rápido crecimiento de la población hace que sea más difícil combatir el hambre y la desnutrición, así como brindar una atención médica decente y una educación de calidad.
El nacimiento del ser humano número 8.000.000.000 nos ofrece la ocasión de tomarnos un momento para reflexionar sobre el tipo de mundo en el que nacerán las generaciones venideras.
Tenemos 8.000 millones de razones por las que…
LUCHAR DURO POR LOS ODS
Lograr los ODS es el mejor regalo que la comunidad mundial puede ofrecer a las generaciones futuras.
Los ODS son nuestro manual de instrucciones para lograr un porvenir justo, verde e equitativo, para cada ser humano y para todas las demás especies que consideran la Tierra su hogar. Los 17 ODS nos pueden guiar a medida que volvemos a definir lo que nuestras sociedades deberían valorar y cómo cuidar nuestro planeta.
PROTEGER Y PROMOVER LOS DERECHOS DE LAS MUJERES Y LAS NIÑAS Lograr los ODS relacionados con la salud, la educación y la igualdad de género frenará el crecimiento de la población.
También contribuirán a crear un mundo mucho más justo, donde el mismo número de mujeres y de hombres lideren en política, en la justicia, los negocios y en la acción climática.
La pandemia de COVID-19 ha agravado las tasas ya sorprendentemente altas de violencia de género, el matrimonio infantil y las cantidades desiguales de trabajo no remunerado que soportan las mujeres. Se han visto afectadas de manera desproporcionada por la pérdida de empleos y por la inseguridad alimentaria.
Garantizar que las mujeres tengan igualdad de oportunidades y salarios dignos, en particular en campos tradicionalmente dominados por hombres como la ciencia, la tecnología, la ingeniería y las matemáticas, garantizará que ellas y sus comunidades puedan prosperar en tiempos de incertidumbre.
RESTAURAR LA BIODIVERSIDAD Y APOYAR A SUS PALADINES
Esto requiere una red vasta, intrincada y biodiversa para sustentar la vida humana y la de otros animales en la Tierra. Estamos deshaciendo esa red de seguridad con un consumismo derrochador y desenfrenado, y sistemas alimentarios insostenibles e injustos que hacen poco por promover la seguridad alimentaria.
La mitad del suelo de la Tierra se usa para la agricultura. De eso, el ganado ocupa el 80 %, pero produce menos del 20 % de las calorías del mundo.
Los subsidios agrícolas, que cuestan alrededor de 700 mil millones de dólares de los Estados Unidos (UDS) cada año, perpetúan la desigualdad y el desperdicio, e infligen daños sustanciales a los suelos y a nuestra salud.
Los líderes indígenas son parte de las voces más fuertes que nos instan a escuchar lo que el planeta nos está diciendo alto y claro, y a cambiar la forma en que administramos los preciosos recursos del suelo y del agua antes de que sea demasiado tarde.
ABORDAR LA POBREZA Y LA DESIGUALDAD
La pandemia de COVID-19 disminuyó los avances que se habían logrado en las últimas décadas para abordar la pobreza. Además, la desigualdad está alcanzando niveles peligrosos, tanto entre países ricos y pobres como entre personas ricas y pobres, en casi todas las sociedades.
El PNUD estima que, incluso antes de la pandemia, 1.200 millones de personas vivían en condiciones de pobreza multidimensional.
La desigualdad aguda es casi siempre un presagio de agitación política. No se puede construir un futuro sostenible sin niveles de vida dignos para todas las personas.
HACER MÁS CON MENOS
Hay suficientes recursos para todos los 8.000 millones de personas que somos, siempre que no los derrochemos.
Si bien la mayoría de los cambios que necesitamos son sistémicos, las acciones individuales pueden ser importantes, particularmente en lo que respecta a la compra y el consumo de alimentos.
Alrededor del 40 % de los gases de efecto invernadero provienen de la agricultura y la deforestación, principalmente de la ganadería.
Un informe reciente del IPCC muestra que incluso pequeños cambios en el consumo de carne pueden marcar la diferencia, reduciendo los gases de efecto invernadero y deteniendo la degradación del suelo y la deforestación.
Los plásticos de un solo uso son el flagelo de la vida moderna. Están hechos fósiles, lo que genera desechos y daños en cada etapa de las vida del producto y contamina cada parte del planeta, incluido nuestra sangre.
Además, la moda “ultra rápida” es el equivalente de la industria de la confección al plástico de un solo uso, creando prendas que se usan una vez (si es que se usan), y en su mayoría destinadas a ser “tiradas” en vertederos cada vez más grandes.
Estos círculos viciosos se deben desafiar, eliminando los envoltorios despilfarradores, priorizando la “moda lenta”, de fabricación local y reciclada que no explote a los que la fabricaron.
BUSCAR LA JUSTICIA CLIMÁTICA
El verano de este año en el hemisferio norte que trajo sequías, temperaturas récord e incendios forestales devastadores le dio al mundo desarrollado una muestra de lo que otros países han sabido desde hace años: el cambio climático no es algo que pasará en el futuro, está sucediendo ahora y ningún lugar quedará indemne.
La justicia climática es una parte esencial de nuestro camino para alcanzar los ODS. Los países ricos son los que han creado los problemas. Los países pobres, que han contribuido muy poco al calentamiento global, pagan un precio desproporcionado.
Para pagar por un futuro neutral en carbono, debemos volver a dedicarnos a apoyar a los países y las personas que están en primera línea del cambio climático.
Esto incluye readaptar los subsidios agrícolas y combustibles fósiles caros e injustos; proteger los derechos de los líderes indígenas mientras ocupan la primera línea de la lucha climática; y garantizar que los migrantes y refugiados sean tratados con dignidad mientras construyen una nueva vida.
REPENSAR EL LIDERAZGO
El último Informe sobre Desarrollo Humano del PNUD encuentra que la cohesión social se está crispando a medida que el mundo se tambalea por las crisis en cascada. Esta inseguridad ha llevado a muchas personas hacia la xenofobia, el nacionalismo, el discurso de odio y la radicalización.
Los datos muestran que la confianza en los líderes políticos se encuentra en mínimos históricos, en muchos casos eso se evidencia por el creciente aumento del autoritarismo.
Los jóvenes están enojados por la falta de acción de las generaciones anteriores a favor de la acción climática. Además, las mujeres están excluidas del liderazgo en casi todos los aspectos de la sociedad.
Necesitamos volver a pensar cómo se pueden satisfacer las necesidades de 8.000 millones de personas con una gobernanza que represente de manera más adecuada todos los aspectos de la sociedad.
SER MÁS AMABLES LOS UNOS CON LOS OTROS
En 1990, la nave espacial de la NASA “Voyager 1” volvió sus cámaras a la Tierra y capturó una de las fotos más icónicas de nuestro hogar.
Nos “alejamos” a 6 mil millones de kilómetros del Sol por instigación del físico Carl Sagan para ver la Tierra en toda su belleza frágil y solitaria.
El profesor Sagan instó a que usemos esta nueva perspectiva para trabajar más duro para proteger nuestro hogar y ser más amables los unos con lo otros.
El ser humano 8.000 millones ofrece otra oportunidad para reconsiderar lo que valoramos.