Ola de calor en primavera: un preludio del cambio climático

ONU Desarrollo
6 min readJun 23, 2022
En el sur de Asia, una ola de calor está poniendo en peligro vidas y amenazando los recursos naturales y los medios de subsistencia. Foto: Shutterstock

Falta poco para el mediodía y es la tercera vez esta semana que Khalida, trabajadora doméstica para una familia en Islamabad, llega tarde a su trabajo. Respira copiosamente y, sabiendo que podría desmayarse por el calor, escudriña el camino en busca de alguna sombra donde sentarse y recuperar el aliento.

A Khalida, como a millones de personas en el Pakistán, le resulta difícil sobrellevar la inesperada ola de calor que envuelve la región y cuestiona su propia decisión de no usar transporte público para así ahorrar dinero y poder pagar las facturas de la electricidad, que son cada vez más altas.

“Este calor no me deja dormir bien de noche y, por la mañana, dudo entre si tomo el transporte público para ir a trabajar y evitar un golpe de calor, o si ahorrar dinero para pagar la electricidad”, comenta Khalida.

En el sur de Asia, este año la primavera no fue placentera. De hecho fue todo lo contrario: hubo un brusco cambio del crudo frío invernal, a temperaturas abrasadoras. Desde abril, en algunas partes del Pakistán la temperatura máxima promedio se ha mantenido por encima de 40 °C. Un preocupante preludio del cambio climático, ya que una ola de calor en abril es un hecho insólito. En años anteriores, tales temperaturas se registraban en pleno verano.

La India también sufre el impacto de una ola de calor sin precedentes que pone en riesgo la vida y los medios de subsistencia de millones de personas.

Con cambios abruptos en las estaciones este año, muchas personas en la India y en el Pakistán están luchando para hacer frente al calor extremo. Algunas tratan de protegerse, mientras que otras usan agua para refrescarse. Foto: Shutterstock

Marzo fue el mes más caluroso desde que se empezaron a registrar las temperaturas hace 122 años. El calor intenso vino acompañado por una total falta de lluvia.

Las personas que viven y trabajan en las ciudades son las que más lo sienten. Datos recientes de la NASA revelan varias “islas de calor” en Nueva Delhi y otros lugares en el norte de la India, con temperaturas de hasta 5 °C más altas que en las zonas circundantes. Si bien quienes trabajan en oficinas pueden estar protegidos, aquellos que trabajan a la intemperie tienen poco alivio.

Las ciudades son las más afectadas, por el calor que se concentra y se estanca entre los edificios. Mientras que algunos pueden encontrar un respiro en habitaciones que tienen aire acondicionado, aquellos que viven al aire libre tienen poco alivio. Foto: Shutterstock

Las olas de calor son uno de los síntomas más tempranos y evidentes del cambio climático. En el Pakistán, los impactos de los desastres causados por el clima se ven agravados por factores socioeconómicos como la alta densidad de población, las desigualdades existentes y la agricultura intensiva en mano de obra, de la cual el Pakistán depende en gran medida.

Según un estudio de 2021, el estrés térmico letal podría convertirse en algo común en el sur de Asia. Una de las razones es el aumento de las temperaturas de bulbo húmedo observadas en el cinturón de monzones. A medida que aumentan las temperaturas, el aire más cálido puede contener más humedad.

La combinación de temperatura alta y humedad alta (o temperatura de bulbo húmedo) es peligrosa.

Una temperatura de bulbo húmedo de 32 °C es la máxima en la que las personas pueden trabajar, mientras que de 35 °C representa el tope para la supervivencia humana. A partir de allí, la transpiración no se puede evaporar y el cuerpo humano no puede enfriarse.

Un niño en el Pakistán lucha contra las altas temperaturas del mediodía (izquierda), mientras que los suministros y recursos de agua están desapareciendo con celeridad (derecha). Las olas de calor son uno de los signos más evidentes del cambio climático en el Pakistán. Foto: PNUD Pakistán / Shuja Hakim y PNUD Pakistán / Jamil Akhtar.

A mediados de marzo, el Departamento Meteorológico del Pakistán emitió alertas de olas de calor. Se advirtió a la ciudadanía de que llegaban temperaturas elevadas y secas en la mayor parte del país, lo que provocaría escasez de agua para los embalses, los cultivos y las huertas, pero también crecidas fluviales debido al deshielo de los glaciares.

A continuación sucedieron una serie de desastres. En mayo, un lago se desbordó debido al glaciar Shisper en el norte del país.

Afortunadamente, una estación meteorológica instalada allí por el PNUD Pakistán y el Ministerio del Cambio Climático del país contribuyó a la pronta acción por parte de las autoridades.

El Departamento Meteorológico y el Ministerio del Cambio Climático del Pakistán emitieron alertas de inundación por desborde de lago glaciar en abril, mientras que la Autoridad de Gestión de Desastres en Gilgit Baltistan declaraba una emergencia.

Gracias a estas medidas preventivas, las familias fueron evacuadas a tiempo sin pérdidas de vidas. Sin embargo, las inundaciones dañaron numerosas casas, dos centrales eléctricas y otra infraestructura.

Las nueva estaciones meteorológicas ayudan a las autoridades a monitorear los cambios de patrones y reaccionar ante los desastres. Foto: PNUD Pakistán / Shuja Hakim

Una semana después, un incendio forestal arrasó los bosques de pino Musakhail y Sherani en Balochistán, una zona árida que sufre largas sequías. Estos bosques de coníferas servían de sustento a las comunidades locales y protegían la biodiversidad y las especies en peligro de extinción, como la cabra montés Suleiman Markhor.

En los últimos años, las comunidades han conservado y mejorado la gestión forestal. Comenzaron capacitando a los lugareños en las formas más eficaces de recolectar, tostar y envasar piñones. En 2019, ganaron el Premio Equatorial en reconocimiento de su labor.

El pino piñonero tarda al menos dos o tres décadas en madurar. Además, el infierno desatado ha destruido al menos un 30 % del bosque declarado patrimonio mundial por la UNESCO. Los intentos locales de extinguir el fuego fracasaron debido a la falta de recursos.

La ola de calor está azotando al sector agrícola en el Pakistán. En una entrevista reciente con Al-Jazeera, Amanullah Khan, Representante Residente Auxiliar del PNUD en el Pakistán , expresó: “no es que la agricultura de este país no haya visto temperaturas de 41 °C o 43 °C; el problema es que los cultivos necesitan ciertas temperaturas en determinado momento de su crecimiento. A pesar de ser exportador neto por muchos años, el Pakistán importó trigo el año pasado”.

Ese sector agrícola en el Pakistán se ha visto directamente afectado por temperaturas sostenidas superiores a los 40 ºC. El Pakistán, que ha sido exportador de trigo durante muchos años, este año ha tenido que importar. Foto: Shutterstock

La India se enfrenta a efectos en cascada similares. Ya ha prohibido la exportación de trigo para asegurar que haya suficientes existencias para alimentar a su población. La demanda de energía es más alta que nunca, lo cual ha obligado a utilizar más carbón para generarla. Las fatalidades por golpes de calor así como las enfermedades respiratorias e infecciosas están incrementando, especialmente entre adultos mayores, niños, personas que trabajan a la intemperie y comunidades de bajos ingresos.

Aquellas personas que trabajan al aire libre en el Pakistán durante la ola de calor ahora están arriesgando su salud y sus vidas, especialmente si pertenecen a comunidades de bajos ingresos. Foto: PNUD Pakistán / Shuja Hakim

El Grupo Intergubernamental de Expertos sobre el Cambio Climático (IPCC por sus siglas en inglés) ha pronosticado que el clima extremo seguirá aumentando. Los gobiernos, las empresas y las comunidades tenemos que empezar a implementar medidas para garantizar la protección de la vida y los medios de subsistencia de las personas frente a estos choques climáticos, especialmente de aquellas que, como Khalida, tienen que tomar decisiones aún más difíciles todos los día.

«Aunque estoy ganando la misma cantidad de dinero que a principios de año, mi presupuesto mensual no anticipaba la inflación ni la repentina ola de calor», concluye Khalida.

Historia escrita por Tabindah Anwar, Asociada de Comunicaciones del PNUD en el Pakistán, y editada por Ayesha Babar, Analista de Comunicaciones y Jefa de la Unidad de Comunicaciones del PNUD en el Pakistán.

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