Siempre hacia adelante
Según la primera ley de la termodinámica que aprendí en la escuela, la energía se mantiene siempre constante, y no se crea ni se destruye. La cantidad total de energía siempre es la misma, aunque puede ir tomando diferentes formas.
Sentado en la sala de ejercicios que armé provisoriamente en casa para mantenerme en forma durante la COVID-19, comencé a reflexionar sobre cómo esta simple ley resume todos los logros y dificultades de mi vida.
Solo tenía 6 años, y quería ir a la escuela, hacer deportes y jugar con mis amigos. En esa época, las escuelas no estaban preparadas para recibir a un niño en silla de ruedas. Y, lamentablemente, en el Líbano, la mayoría sigue siendo inaccesible hoy.
Por eso, enfoqué toda la energía que pude reunir a partir de mi fe y mis aspiraciones para el futuro en un objetivo: volver a caminar. Tenía que poder moverme. Tenía que ser libre. Tenía que llevar una vida “normal”.
Con la ayuda de un rudimentario soporte que sostenía todo mi cuerpo, logré ponerme de pie, aunque eso no era suficiente para mí. Por ello, desafié a mis médicos y cuidadores y les dije que si me daban tecnologías de apoyo avanzadas, yo caminaría. Y eso es lo que hicieron.
Canalizando mi energía en aprender cómo modificar el centro de gravedad de mi cuerpo y controlar el equilibrio usando los músculos funcionales de mi pecho y mis brazos, y tras innumerables caídas, cortes y golpes, pude caminar.
Pero caminar no fue mi objetivo final, sino el medio para orientar mi energía hacia un propósito aún mayor, que descubrí después de años de búsqueda y autoreflexión: contribuir con la humanidad y ayudar a curar nuestro planeta. Puede que suene como una típica respuesta de alguien que está participando en un concurso de belleza, pero es así.
Colaboré como voluntario con un grupo de brillantes científicos de dos importantes universidades libanesas para poder traducir el particular método que empleaba al caminar en mejores tecnologías de apoyo exoesqueléticas y técnicas de modulación cerebral que resultaran prometedoras para otras personas con discapacidades similares.
También aprendí a usar mi historia para promover mejores políticas para las personas con discapacidad, las cuales, en el Líbano, representan alrededor de 1 de cada 7 habitantes.
Al mismo tiempo, exploré vías de acción relacionadas con mi otra pasión: el medio ambiente.
En la primera caminata de 60.000 pasos que realicé en Bsharre llevé conmigo un plantón de cedro para reclamar la reforestación de los bosques de cedros antiguos del país.
También escalé la icónica Roca de Raouché de Beirut para atraer la atención sobre el problema cada vez mayor de la contaminación marina y el peligro que plantea para la vida marina.
Luego caminé sobre la nieve en la Cumbre Negra, el punto más alto de la región del Líbano y el Levante, para poner de relieve los efectos nocivos del calentamiento global.
En 2016, me asocié con el PNUD en el Líbano como impulsor de la labor contra el cambio climático, y, en noviembre de 2019, fui nombrado Embajador de Buena Voluntad para la Acción por el Clima por los Estados Árabes.
A fin de llamar la atención sobre el cambio climático — la principal crisis de nuestro tiempo — , propuse caminar 100 km a través del Polo Norte en la Caminata Polar en favor de la Acción por el Clima.
La iniciativa recibió el respaldo del Secretario General de la ONU, António Guterres, lo que me aportó una inspiradora inyección de energía.
Poco después, otra crisis existencial sacudió al mundo: la COVID-19. La pandemia ha hecho estragos en la vida cotidiana y los medios de subsistencia de las personas, causando sufrimiento y cobrándose vidas en todas las regiones del planeta.
Toda la humanidad ha tenido que invertir sus energías en responder tanto a la crisis sanitaria inmediata como a los efectos sociales y económicos a largo plazo.
Mi caminata hacia el Polo Norte ha tenido que posponerse hasta el año próximo, aunque he seguido entrenando con las limitaciones de lo que puedo hacer en casa.
En el Líbano, la COVID-19 acentuó los problemas económicos ya existentes. Por ejemplo, algunas personas no pudieron acceder a su propio dinero en los bancos.
Las personas con discapacidad han sido las más afectadas. Debido a las crisis económicas, han tenido grandes dificultades para seguir obteniendo los equipos e insumos de apoyo que necesitan para su salud y bienestar, y la pandemia los ha llevado a un mayor aislamiento y separación.
Había llegado el momento de volver a canalizar mi energía una vez más y ponerla a disposición del PNUD.
Acordamos hacer una serie de caminatas llamada “Un paso adelante de la COVID-19” (Stepping Ahead of COVID-19) para promover la segunda fase de la respuesta del PNUD a la pandemia, que alienta a convertir al mayor revés que ha sufrido el desarrollo humano en un impulso para reconstruir un mundo mejor de aquí en adelante y avanzar hacia los Objetivos de Desarrollo Sostenible.
Las caminatas se centrarán inicialmente en apoyar una recuperación que tenga en cuenta a las personas con discapacidad, y luego se ampliarán gradualmente para promover la priorización de vías de recuperación sostenible, incluida la creación de empleos verdes y soluciones renovables.
Mientras nos preparábamos para la primera caminata, que se realizaría al pie de las Grandes Pirámides de Guiza, en Egipto, una enorme explosión sacudió a mi ciudad Beirut.
La explosión fue una llamada de atención muy necesaria para todos los habitantes del Líbano, y puso de relieve que se deben tomar medidas urgentes para solucionar los problemas estructurales de larga data relacionados con la gobernanza, la corrupción y la prestación de servicios esenciales.
En cuanto a las personas con discapacidad, la explosión permitió agilizar las medidas requeridas para satisfacer la necesidad urgente de equipos y suministros de apoyo de esas personas, y promover que la reconstrucción de las zonas dañadas sirva de modelo para crear un entorno urbano inclusivo y físicamente accesible, tanto en Beirut como en todo el país.
He colaborado con el PNUD y la Comisión Económica y Social de las Naciones Unidas para Asia Occidental, con sede en Beirut, en una nueva iniciativa orientada a movilizar una alianza amplia para brindar apoyo a las personas con discapacidad y reducir su exposición a las crecientes vulnerabilidades que sufren debido a las múltiples crisis que atraviesa el Líbano.
Para poner en marcha esta iniciativa y ayudar a atraer aliados y financiación, el 14 de octubre de 2020 haré mi primera caminata de la serie “Un paso adelante de la COVID-19”: la Caminata de Beirut por la Inclusión de las Personas con Discapacidad.
Caminaré 4 km desde el centro de Beirut hasta el dañado Hospital Público Karantina, que solía ofrecer cuidados esenciales a los más vulnerables, como los refugiados, los trabajadores migrantes y los libaneses pobres.
Se prevé que las próximas caminatas se realicen en El Cairo, Rabat y Nueva York, pero seguiré manteniendo el objetivo de terminar en el Polo Norte el próximo mes de junio.
Durante mi tiempo como Embajador Regional de Buena Voluntad del PNUD, e incluso después de ello, seguiré empleando mi historia, mi voz y mis pasos para contribuir a objetivos que beneficien a las demás personas con discapacidad y todas las personas necesitadas, así como al asediado planeta que compartimos.