Un diez para la energía solar en Kenya
Según un estudio científico, cada 40 minutos la superficie terrestre recibe suficiente energía solar para satisfacer el 100% de las necesidades energéticas de todo el mundo por un año.
Sin embargo, muchos de los niños que asisten a la escuela en el norte de Kenya dependen de fuentes de luz insuficientes para estudiar después del horario escolar. La lectura a la luz de lámparas de parafina o junto al fuego expone a los niños a riesgos de salud como enfermedades respiratorias y problemas oftalmológicos.
Y si bien el país ha experimentado una notable expansión de los centros de salud, algunos servicios como la atención en horario nocturno se ven afectados en algunas partes del país por la falta de acceso a la electricidad.
El proyecto Lámpara Solar espera abordar algunos de estos problemas.
En los distritos de Samburu e Isiolo, se distribuyeron más de 2.000 lámparas solares portátiles y recargables en escuelas y centros sanitarios de las regiones que no poseen electricidad. Las lámparas, donación de Panasonic Corporation, brindan una fuente de luz limpia y segura.
“Hay una gran diferencia en el desempeño escolar desde que estos niños recibieron las lámparas. Ahora hacen y entregan las tareas escolares a tiempo”, afirma Abdi Ali, vicedirectora de la escuela de Bulampya.
El proyecto ofrece a los niños luz para leer, a la vez que alienta a los estudiantes, en especial a las niñas, a asistir a clases, pues deben presentarse a la escuela todos los días para recargar sus lámparas. Para la sostenibilidad del proyecto, el PNUD también capacitó a artesanos locales sobre el uso y el manejo apropiados de las lámparas.
“Las lámparas solares son de especial importancia para los niños de las comunidades pastoriles. En Samburu tenemos las singulares ‘escuelas móviles’. Como no podemos trasladar la electricidad cada vez que nos reubicamos, las lámparas son portátiles”, dice Halkano Bonaya, de la oficina de Educación del distrito de Samburu.
La igualdad de acceso a la educación para todos los niños de Kenya es un motor del desarrollo de las zonas más pobres del país. La iniciativa ayuda a los niños a nivelar sus calificaciones con el resto de sus pares en el país y genera además beneficios para la familia.
“Aunque la lámpara me la dieron a mí, es de ayuda para toda mi familia. Antes, mis cinco hermanos y yo nos colocábamos alrededor de la lámpara de parafina o una vela para hacer la tarea de la escuela y veíamos muy poco”. — Amina Abdi, estudiante de la escuela de Bulampya.
Su madre, Halima, concuerda: “Antes de que mi hija comenzara a traer la lámpara solar a casa, yo gastaba 20 chelines por día en parafina. En cambio ahora, ahorro unos 1000 chelines al mes”.
Se estima que, con el reemplazo de las lámparas de parafina con 1 millón de lámparas solares Panasonic, las emisiones de gases de efecto invernadero se reducirán en más de 30 000 toneladas entre 2014 y 2018. La iniciativa también está en consonancia con el Objetivo de Desarrollo Sostenible 7: garantizar el acceso a una energía asequible, fiable, sostenible y moderna para todos.
Otra iniciativa orientada a mejorar la calidad de la educación en comunidades marginadas ha registrado una mayor transición de las niñas de la escuela primaria a la secundaria, gracias a un programa del PNUD: el Programa de Pequeñas Donaciones del Fondo para el Medio Ambiente Mundial.
Las donaciones permitieron la compra e instalación de unidades solares y una turbina eólica en un centro de rescate para niñas huérfanas y sobrevivientes de mutilación genital femenina y el matrimonio precoz. El refugio de Olosho-oibor en el distrito de Kajiado también funciona como albergue para niñas.
“Las calificaciones escolares han mejorado gracias a las horas de estudio adicionales que los alumnos realizan temprano en la mañana y tarde por la noche, gracias al acceso a electricidad, afirma Joel Sikia, profesor de la escuela primaria de Oloshoibor.
Texto: PNUD en Kenya // Fotos: Inger Haugsgjerd, James Ochweri / PNUD en Kenya.